Un cultivo de cannabis nunca es más vulnerable que en las primeras semanas después de que las semillas hayan germinado. Y es que las tiernas plántulas de marihuana pueden sufrir sobrecalentamiento, falta de alimentación, hongos letales, exceso de riego…. Sí, el cannabis es una planta vigorosa y robusta que puede soportar muchos contratiempos, pero para darle algo de ese vigor necesita una base sólida: en otras palabras, una etapa de plántula sana que le permita desarrollarse lo mejor posible.
La etapa de plántula de cannabis es el momento más sensible del proceso de cultivo. Viene después de la etapa de germinación y antes de las etapas vegetativa y de floración; y es durante esta fase clave cuando aparecen las primeras raíces reales y las hojas en abanico.
Estos brotes prosperan en condiciones moderadamente cálidas y muy húmedas; y no toleran nada bien el estrés, por lo que necesitan mucha protección para convertirse en plantas vegetativas robustas. Proporciona a tus plántulas el cariño adecuado y estarás preparado para obtener cosechas abundantes meses después.
¿Cuál es la etapa de plántula?
La fase de plántula es la segunda etapa de crecimiento del cannabis y abarca las primeras 2 o 3 semanas después de la germinación. Comienza cuando colocas una semilla germinada en un medio de cultivo y a partir de la radícula primigenia se extiende el tallo con dos hojas redondeadas que son los cotiledones, que contienen nutrientes y cuya función es permitir la alimentación de la planta recién germinada, para que haga la fotosíntesis mientras crece el primer par de hojas reales, es decir, con folíolos y cantos aserrados.
A medida que la plántula se desarrolla sobre el suelo, el sistema de raíces se expande debajo a partir de la raíz principal, que se ramifica en raíces secundarias y terciarias. Durante las 2 primeras semanas de vida, una plántula de cannabis debería incrementar considerablemente su altura y tamaño, y al final de este periodo, presentar 3-4 pares de hojas verdaderas, momento en el cual dejará de considerarse una plántula y entrará en la fase vegetativa.
¿Cómo se ve una plántula sana?
El crecimiento rápido y el color verde brillante son signos reveladores de una plántula sana. El tallo al principio será delgado, pero debería poder mantenerse erguido: un tallo robusto indica buena estructura celular y salud general. Las hojas deben estar ligeramente inclinadas hacia arriba buscando la luz y presentar colores verdes exuberantes que no muestran signos de decoloración, marchitez o daño.
Las plántulas bien formadas poseen patrones de crecimiento uniforme con una distribución equitativa de hojas, ramas y tallos. Esta estructura simétrica garantiza una exposición adecuada a la luz y reduce el riesgo de competencia entre las partes de la planta, lo que permite que la plántula asigne los recursos de manera óptima.
¿Qué tipos de problemas pueden sufrir las plántulas?
Pero en esas dos semanas, pueden ocurrir muchas cosas. Los problemas más comunes en las plántulas son el riego excesivo o insuficiente, los problemas de nutrientes, la temperatura o la iluminación, además de los posibles problemas con plagas y enfermedades. Todos estos son contratiempos prevenibles que un cultivador experimentado evitará efectivamente; pero en caso de que ocurran, aquí tienes las causas y las soluciones más comunes:
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